Bio
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Vive allí hasta los 7 años rodeada de importantes pinturas, esculturas europeas y argentinas, retratos del pintor napolitano Vincenzo Irolli y pinturas campestres de Fernando Fader y otros, magnífico mobiliario del ebanista Linck y un notable piano Gaveau con marquetería de diferentes tonos y pinturas enmarcadas en bronce (hubo solamente dos en el país) lo cual la marcaron profundamente.
En el año 1959, luego de ganar varios premios, obtener una beca de la Dirección General de Enseñanza Artística, el patrocinio del Gobierno francés y el apoyo financiero del Fondo Nacional de las Artes, decide viajar a París para continuar con su formación académica.
A su regreso a la Argentina, se perfeccionó en el estudio del color con el pintor Raúl Russo.
Años más tarde y ya con nacionalidad francesa, expone en París en la galería Valerie Schmidt “Visiones italianas”, pinturas y dibujos (1977).
“Terraza, Arco Medieval, Jardín italiano… c’est I’talie vue par Clelia Speroni, un peintre argentin qui fait exploser les couleurs franches et percutantes de son pays, nous donnant ainsi une visión trés gaie, luxuriante et souvent inattendue du pays de Romeo et Juliette. “
Monique Dittier, Journal L’Aurore, París,1977.
Viaja a Italia para estudiar e instruirse sobre los Jardines del Renacimiento Italiano (Caprarola, Villa Borghese, Villa Ludovisi) y a 80 km de Roma, los Jardínes de Bomarzo. Su exposición sobre estos jardines en la Galería Bonino de Buenos Aires es el resultado de esos estudios, habiendo sido alentada por el mismo escritor Mujica Lainez en sus numerosas visitas a Córdoba a documentarse sobre el personaje central del libro, Vicino Orsini y su familia. Dicha amistad con el escritor se alimentaba en los inviernos y veranos que pasaban en El Paraíso, La Cumbre, Córdoba.
Siguen otras exposiciones, “Mís Raíces” (Galería VYP, Buenos Aires, Argentina), “Entre la indagación y el goce” (Centro Cultural Borges), “Juana de Arco y su entorno” (British Arts Centre).
La creación de su propio espacio en Arenales 2529/2531 en donde se dictaban cursos de diferentes actividades ligadas al arte, además de exposiciones propias y de otros pintores, significó la existencia en Buenos Aires de un taller que también cumplía la función de galería de arte.
Recordando otras épocas de la Argentina en la que el país fue proclive a embanderar la anulación del oficio, apoyar y elogiar ir contra lo establecido (en el caso del arte), Clelia Speroni no se adhirió nunca a renegar los embates del oficio, sí recrear por diferentes formas y paletas de color una imagen propia.
Como afirmó José Emilio Burucúa, “los hallazgos de Clelia, hoy, nos permiten distinguir claramente en la plástica europea de los siglos XV al XVII aquellos valores de una vitalidad nueva y gozosa en los cuales Aby Warburg descubrió el signo de una época que encerró, al mismo tiempo, el inigualable “revivir de lo antiguo” y la apertura hacia el horizonte inédito de la experiencia moderna.”
Argentina en la que el país fue proclive a embanderar la anulación del oficio, apoyar y elogiar ir contra lo establecido (en el caso del arte), Clelia Speroni no se adhirió nunca a renegar los embates del oficio, sí recrear por diferentes formas y paletas de color una imagen propia.
Écfrasis para la pintura de Clelia Speroni
Un pórtico de sombras verdes
Ha sido construido con cristales
Y el aire repleto de colores perfumados
Se preña congelado de hojas y naranjos.
Un busto antiguo de rizos
Y pinceles como trépanos,
Un desnudo gracioso, una taracea
Desfilan en el carro de engranajes infantiles
Que rueda por el arco,
Iris de metales y antimonio,
Que chisporrotea en el negro transparente.
José Emilio Burucúa