Plástica – David Almirón

Tal vez resulte sorprendente la transición (operada en tres años de ausencia) que manifiesta Clelia Speroni en su muestra. Abandonados sus paisajes intimistas de colores puros y detalles líricos, nos propone ahora una eclosión de formas, colores y figuras, que se le impusieron como una posesión desde su estadía en los aberrantes jardines de Bomarzo. El drama de Orsini revive, mediante el preciso pincel y la delicada sensibilidad de la pintora, como una reiteración sin términos que se expresa a través de algunos receptores predispuestos a captar los reflejos de los oropeles de un mundo torturado.

Y, esta vez, Clelia Speroni está al servicio de una temática desbordante, atrevida, exasperada, que revive una época deslumbrante y una historia mortificada.

David Almirón,1978